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Preparación para la iglesia subterránea – Parte 5

14/07/2020

Por Richard Wurmbrand

Traducido con el permiso de Mihai Wurmbrand, el heredero y actual propietario de los derechos del autor.

El pastor Richard Wurmbrand sufrió 14 años en las cárceles comunistas de Rumania. También su esposa estuvo encarcelada por casi tres años en algunas de las mismas cárceles comunistas, por causa de su fe cristiana. Ellos dedicaron sus vidas y sus escritos a la ayuda para cristianos que fueron encarcelados por su fe cristiana. Su único hijo, Michael Wurmbrand, continúa su obra misionera. Para más información puede escribir a Help for Refugees, PO Box 5161, Torrance, Ca.90510, USA, o puede leer en internet: https://helpforrefugees.com (en inglés).


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Los pleitos traicioneros

En la iglesia subterránea no se permite ningún pleito. Todo pleito en la iglesia subterránea trae arrestos, golpes, y quizás muertes. Los comunistas observan y escuchan. Tienen sus informantes en la iglesia subterránea. Dondequiera que hay un pleito, hay acusaciones mutuas. Uno dice al otro: «Cuando estabas con el hermano Samuel, hiciste eso y aquello.» – Así, la policía atrapa a Samuel.
Use seudónimos. Los pleitos siempre traen nombres y datos a la luz. Por eso está escrito en la Biblia: «No riñan en el camino.» Conozco una ciudad en Rumania donde había una tremenda rivalidad entre dos congregaciones. Una era de los bautistas, y la otra era de los hermanos exclusivos. Hubo un pleito terrible, y resultó en la encarcelación de los líderes de ambas congregaciones.

Yo sé que puedo entrar al cielo solamente si soy santo. Por eso es mejor comenzar hoy mismo con ser santo. Será demasiado tarde cuando ya me toque ir al cielo. Usted ya no podrá comenzar entonces. Comience ahora. Si en el caso de una toma de poder comunista no es bueno tener pleitos, lo mejor es no tenerlos ahora tampoco.

Tristemente, hay también pleitos entre organizaciones que trabajan detrás de la Cortina de Hierro. Ya tuvieron resultados dramáticos. Se deben evitar esos pleitos. Aun una rencilla familiar puede significar la muerte en un país comunista. Estuve en la misma celda con un hombre que tenía una enamorada. Como puede suceder en la juventud, él llegó a conocer a otra chica, y la prefirió por encima de su primera enamorada. Pero él había contado varios secretos a la primera chica, y ella informó a la policía secreta. Lo sentenciaron a cadena perpetua. Se volvió loco en la cárcel.

La preparación para el trabajo subterráneo es básicamente la preparación de un trabajador cristiano normal; pero es mucho más profunda, y tiene que ser mucho más real y vivencial. Conozco países donde muchas congregaciones fueron destruidas por pleitos entre dos pastores o dos ancianos de la iglesia. Sucede por todas partes. Pero en un país comunista, eso conduce a la prisión, y quizás a la muerte.

Resistir el lavado del cerebro

Los comunistas usan no solamente la tortura; usan también el lavado del cerebro. Tenemos que saber cómo resistir contra el lavado del cerebro. El lavado del cerebro existe también en el mundo libre. La prensa, la radio y la televisión nos lavan el cerebro. No existe ninguna razón en el mundo por qué deberíamos beber Coca-Cola. Usted lo bebe porque le lavaron el cerebro. El agua ciertamente es mejor que la Coca-Cola. Pero nadie hace propaganda: «Tome agua, tome agua.» Si se hiciera propaganda a favor del agua, todos tomaríamos agua.

Los comunistas han llevado el lavado del cerebro a un extremo. Los métodos varían. Una forma del lavado del cerebro en las cárceles comunistas consiste en que usted tiene que estar sentado diecisiete horas en una banca donde no puede apoyarse en ninguna parte, y no le permiten cerrar sus ojos. Por diecisiete horas al día, usted tiene que escuchar: «El comunismo es bueno, el comunismo es bueno, el comunismo es bueno, etc; El cristianismo está muerto, el cristianismo está muerto, el cristianismo está muerto, etc; Ríndete, ríndete, etc…» Usted se aburre de eso después de un minuto, pero tiene que escucharlo durante diecisiete horas, por semanas, meses, incluso años, sin interrupción. Puedo asegurarle que no es fácil. Es una de las peores torturas. Mucho peor que la tortura física.
Pero Cristo ha previsto todas las cosas, porque para Él no existe el tiempo. El futuro, el pasado y el presente son lo mismo para Él: Él sabe todas las cosas desde el principio. ¡Los comunistas inventaron el lavado del cerebro demasiado tarde! Cristo ya había inventado lo contrario del lavado del cerebro: el lavado del corazón. Él dijo: «Bienaventurados son los puros de corazón, porque ellos verán a Dios.»

Esteban, el primer mártir por Cristo, estuvo rodeado por cientos de hombres con grandes piedras en sus manos para tirárselas. Él dijo: «Yo veo.» Y su esposa quizás pensaba que él veía el peligro que lo rodeaba, y que iba a escaparse. Pero él dijo: «Yo veo a JESÚS de pie a la diestra de Dios.» – Quizás ella dijo (no hay registro de ello): «¿No ves a toda esa multitud alrededor de ti, listos para apedrearte?» – «Oh, ¡sí! Veo unas pequeñas hormigas allá abajo que no son dignas de ser mencionadas. Yo miro a JESÚS.» – Él no se fijaba en quienes iban a matarle. Bienaventurados son los puros de corazón.

El hecho sencillo es resistir contra el lavado del cerebro. He pasado por ello durante más de dos años. Los comunistas dirían que mi cerebro sigue estando sucio. En el mismo ritmo en que ellos decían: «El cristianismo está muerto», yo y otros repetíamos para nosotros: «Cristo también estuvo muerto; Cristo también estuvo muerto.» Pero sabemos que Él resucitó de los muertos. Recordábamos que vivíamos en la comunión de los santos.

Normalmente nos imaginamos que los santos que murieron en el Señor, se encuentran en algún lugar del cielo por encima de las estrellas. Pero la Biblia nos dice dónde están ellos. «Ya que tenemos una tan grande nube de testigos alrededor de nosotros …» (Hebreos 12:1). ¿Por qué se sentarían ellos encima de las estrellas? Ellos están aquí, donde están los que verdaderamente luchan y sufren. En el mundo del Espíritu no hay un «aquí» y un «más allá». Las nociones del espacio y del tiempo no existen en el mundo del Espíritu. Estábamos localizados en la cárcel, pero ellos estaban alrededor de nosotros. Sentíamos la presencia de los mártires de todos los tiempos.
Yo personalmente pensaba mucho en María Magdalena. Durante el lavado del cerebro, yo pensaba: «¿Qué me están diciendo, que el cristianismo está muerto? Supongamos que eso fuera cierto, ¿qué diferencia hace? Si no hubiera ningún otro cristiano en el mundo con excepción de mi persona, ¿qué diferencia haría? María Magdalena simplemente amaba a Jesús. Y cuando Jesús estaba muerto, ella amaba a un Jesús muerto. Ella permanecía cerca de la tumba del Jesús muerto que no podía hacer nada por ella. Él no podía levantar ni un dedo para ella; no podía hacer ningún milagro para ella; no podía hablarle ni una palabra de consuelo. No podía secar ninguna lágrima – nada. Él estaba muerto. Ella amaba al Salvador, vivo o muerto. Él era el Salvador. Entonces, ¿qué me importa si me dicen que Él está muerto? Lo amo igual como si estuviera vivo. Y si la entera iglesia hubiera muerto, o hubiera perdido su fe, eso no es ninguna razón para que yo también pierda mi fe.»

Tenemos que llegar a una certeza de la fe. Le dije que la palabra «duda» no existe en el idioma hebreo. Esta palabra no existe en el Antiguo Testamento. ¿Puedo señalarle otra palabra que no existe en el hebreo? Muchas veces fui acusado por los líderes del Consejo Mundial de Iglesias. Ellos escribieron en contra de mí. Siempre escribieron: «Wurmbrand pinta la situación detrás de la Cortina de Hierro en blanco y negro. No es así. También existe el gris.» – Yo respondo que aceptaré eso, si ellos me muestran la palabra «gris» en el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento se describen muchos colores, pero el «gris», una mezcla, no existe. Una cosa es verdad o es falsa; es correcta o es equivocada. Es blanco o es negro. Usted camina con el mundo, o usted camina con Cristo. Ya que el Antiguo Testamento, el hebreo, no tiene la palabra «duda», tenemos que estar tan seguros en estos problemas de la fe como en las tablas de la adición y de la multiplicación. Dos más dos son cuatro. Eso es verdad. Si mi familia vive o fue matada, si tengo comida o estoy muriendo de hambre, si estoy libre o en la cárcel, si me golpean o me acarician, la verdad de la matemática no cambia. Dos caricias más dos caricias son cuatro caricias; y dos azotes más dos azotes son cuatro azotes. La certeza de la verdad, y el amor como el de María Magdalena, le capacitan para resistir contra el lavado del cerebro. Resista hasta el extremo.

No deseo presentarme como un héroe. Soy un hombre, y como todo hombre tengo mis faltas y debilidades. Por eso existimos como iglesia para animarnos unos a otros en los momentos de debilidad. Bajo la presión terrible, una vez yo susurré a un hermano cerca de mí, un muy buen cristiano: «Hermano, pienso que perdí mi fe. Pienso que ya no soy un creyente.» Él, con una sonrisa que nunca le falló, me preguntó: «Pero ¿alguna vez creíste?» – Yo dije: «Sí, ciertamente.» – Él dijo: «Entonces recuerda un versículo de la Biblia. Cuando la virgen María vino a Elisabet, Elisabet le dijo: ‘Bienaventurada la que creyó.’ Es en tiempo pasado. Si creíste en el pasado, eres bienaventurado. Vive de esta bienaventuranza.» – No puedo expresar lo que esas palabras significaban para mí en aquellas circunstancias. No sé cuán sólida es la teología detrás de ellas; pero en aquel tiempo no vivíamos de teología. Vivíamos de los recuerdos del pasado. Por eso la Biblia nos enseña a bendecir al Señor, y a no olvidar Sus beneficios pasados. Recuerde los beneficios del pasado, incluso cuando usted pasa por una noche oscura del alma.

(Continuará)


El pastor Richard Wurmbrand sufrió 14 años en las cárceles comunistas de Rumania. También su esposa estuvo encarcelada por casi tres años en algunas de las mismas cárceles comunistas, por causa de su fe cristiana. Ellos dedicaron sus vidas y sus escritos a la ayuda para cristianos que fueron encarcelados por su fe cristiana. Su único hijo, Michael Wurmbrand, continúa su obra misionera. Para más información puede escribir a Help for Refugees, PO Box 5161, Torrance, Ca.90510, USA, o puede leer en internet: https://helpforrefugees.com (en inglés).

Unidad y separación en la iglesia del Nuevo Testamento

25/03/2020

En la actualidad, los que se identifican como cristianos según el Nuevo Testamento, están mayormente separados por denominaciones. Se identifican como «evangélicos», «bautistas», «pentecostales», y muchos otros nombres. Algunos intentan mantener estas líneas de separación y advierten a sus miembros: «No se junten con los de otra denominación; los podrían confundir.» Otros intentan cruzar esas líneas y promover la «unidad» entre las distintas denominaciones, por ejemplo mediante eventos donde se juntan las diversas congregaciones, o mediante conferencias y reuniones entre los «pastores» de las distintas congregaciones. Pero todos parecen dar por sentado que la entidad fundamental de la «iglesia» es la congregación denominacional.

El Nuevo Testamento contradice esa idea. Primeramente, condena toda separación por denominaciones:

«Les animo, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesús el Cristo, que digan todos lo mismo, y que no haya entre ustedes rompimientos, sino que sean juntados en la misma mente y en la misma opinión. Porque me fue aclarado acerca de ustedes, mis hermanos, por los del hogar de Cloé, que hay rivalidades entre ustedes. O sea, que cada uno de ustedes dice: ‘Yo pertenezco a Pablo; yo a Apolos; yo a Cefas; yo a Cristo.’ ¿Está Cristo dividido? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes, o fueron bautizados en el nombre de Pablo?» (1 Corintios 1:10-13)

«Porque donde hay en ustedes ambición y rivalidad y divisiones, ¿[acaso] no son carnales y actúan humanamente? Porque cuando alguien dice: ‘Yo [por mi parte] pertenezco a Pablo’, y otro: ‘Yo pertenezco a Apolos’, ¿acaso no son carnales?» (1 Corintios 3:3-4)

Esto parece dar la razón a quienes buscan la unidad entre las denominaciones. Pero hay dos cosas importantes que ellos no toman en cuenta:

1. No es realmente «unidad», hacer unos eventos en conjunto o reunirse entre «pastores», si después de eso cada uno vuelve a su rutina denominacional. ¡La palabra de Dios es mucho más radical que eso! Dios lo llama «rivalidad» y «carnal», si un cristiano se identifica con alguna denominación o con algún líder en particular, en vez de identificarse con Jesús mismo. Efectivamente, la palabra «rivalidad» es muy acertada para describir las relaciones actuales entre la mayoría de los líderes de congregaciones y denominaciones. Y a menudo se encuentra la misma rivalidad entre los «miembros comunes». Abundan las acusaciones de que «fulano me está robando ‘mis’ ovejas» (sin tomar en cuenta que en realidad son las ovejas de Cristo); o que «los de la denominación X han venido a ese pueblo que nosotros hemos evangelizado primero».
La palabra de Dios dice claramente que mientras seguimos actuando como miembros de denominaciones distintas, mientras hablamos de «mis ovejas» o «mi pastor» (otro que Jesucristo mismo), somos «carnales» y tenemos «rivalidades» y «rompimientos». No existe verdadera unidad, mientras que alguien se identifica como «el pastor» de ese grupo en particular, y otro como «el pastor» de aquel otro grupo. No existe verdadera unidad, mientras que algún cristiano u obrero cristiano tiene que pedir permiso al líder de algún grupo, para poder hablar con quienes ese líder reclama como «sus» miembros. No existe verdadera unidad, mientras que los líderes cristianos de una ciudad no son capaces de actuar como un único equipo de ancianos en una única congregación, en vez de actuar cada uno como un pequeño rey con su propio territorio y sus propios súbditos.

2. Hay una línea de separación que es infinitamente más importante que las separaciones entre denominaciones. Es la línea entre quienes son realmente del Señor, y quienes no lo son. Es la línea entre quienes han nacido de nuevo por el Espíritu Santo, y quienes están solamente llevando a cabo unos ritos religiosos. Es la línea entre quienes han recibido un nuevo corazón, y quienes han aprendido solamente a decir las palabras correctas y a imitar las acciones externas de un cristiano.
Esta línea no se debe cruzar con los intentos de crear «unidad». Al contrario, el Señor dice que a lo largo de esta línea tiene que haber una separación estricta.

«¿No saben que un poco de levadura fermenta la masa entera? Límpiense entonces de la vieja levadura, para que sean una masa nueva. (…) No se mezclen con alguien que se hace llamar hermano, pero es un fornicario o codicioso o servidor de ídolos o grosero o borracho o ladrón; con un tal tampoco coman juntos.» (1 Corintios 5:6-7.11)

«No se vuelvan compañeros de yugo (ajeno) con incrédulos. Porque ¿cómo pueden los justos participar en el rechazo a la ley? ¿o cómo puede la luz tener comunión con la oscuridad? y ¿cómo puede haber un acuerdo entre Cristo y Beliar? ¿o cómo puede el creyente tener parte con el incrédulo? y ¿cómo puede conocordar el templo de Dios con los ídolos?
Porque ustedes son templo del Dios viviente, según lo que dice Dios: ‘Habitaré en medio de ellos y caminaré en medio de ellos, y seré Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo.’ Por eso, ‘Salgan de en medio de ellos, y sepárense, dice el Señor’, y ‘no cojan lo impuro; y yo les recibiré [adentro]’; y ‘seré a ustedes como Padre, y ustedes serán a mí como hijos e hijas’, dice el Señor Todopoderoso.
Entonces, puesto que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos a nosotros mismos de toda contaminación de la carne y del espíritu, y llevemos una vida apartada para Dios, en temor de Dios.» (2 Corintios 6:14 – 7:1)

Existen separaciones malas, como las mencionadas en los capítulos 1 y 3 de 1 Corintios. Pero también existen separaciones que son necesarias:

«Porque primero escucho que cuando ustedes se reúnen en asamblea, que hay divisiones entre ustedes, y en parte lo creo. Porque también debe haber partidos entre ustedes, para que se haga evidente quiénes son los aprobados entre ustedes.» (1 Corinitios 11:18-19)

Ahora, esta línea de separación no coincide con las fronteras denominacionales. No es así que «en esa denominación están en lo correcto, y en esa otra denominación están equivocados». No se trata de diferencias doctrinales más o menos sutiles, ni de las formas exteriores de cómo celebrar un «culto» o «servicio» al Señor. El asunto está en el corazón de cada uno. Se trata de que unos tienen al Espíritu Santo, y otros tienen un espíritu completamente opuesto; por más similares que puedan parecer sus acciones exteriores.
Esta línea divisoria pasa por en medio de cada congregación. En cada congregación hay unos miembros nacidos de nuevo – a menos que esa congregación esté completamente muerta espiritualmente. Pero en cada congregación hay también otros que nunca conocieron al Señor – aunque hayan dicho su «oración de entrega» y se hayan bautizado y asistan a cada reunión, pero se están engañando a sí mismos. Después de veinte años en el mundo evangélico, tuve que llegar a la conclusión de que la mayoría de los miembros y líderes de las congregaciones no muestran las señales bíblicas de haber nacido de nuevo. Son rebaños de cabras, mezcladas con unas cuantas ovejas.
Obviamente, en estas condiciones, los esfuerzos por la «unidad de los cristianos» no producen nada que se asemeja a la iglesia del Nuevo Testamento. Si tomamos veinte rebaños de cabras, con unas cuantas ovejas de en medio, y los juntamos, el resultado no va a ser un rebaño de puras ovejas.

El Señor quiere que Su iglesia se separe de las «cabras». Este es uno de los propósitos de las instrucciones bíblicas acerca de la «disciplina eclesiástica», o digamos mejor, acerca de la separación.