La «Gran Tribulación» y la «ira de Dios»

Existe cierta confusión acerca de estos términos. Algunos enseñan por ejemplo: «En 1 Tesalonicenses 5:9 dice que Dios no nos puso para ira. Entonces los creyentes no entrarán a la tribulación.» ¡Pero la «ira de Dios» y «la tribulación» no son lo mismo!

La tribulación es la persecución del diablo y de sus siervos contra los siervos de Dios.

Lo encontramos por ejemplo en Apocalipsis 7:14: «Estos son los que han salido de la gran tribulación…» Se trata de la «gran multitud de todas las naciones y tribus y pueblos e idiomas» (7:9), quienes fueron perseguidos por las fuerzas anticristianas. – En 1:9, Juan dice que él mismo ya se encuentra dentro de la tribulación, porque fue desterrado a Patmos «por causa de la palabra de Dios y por causa del testimonio de Jesús el Cristo». – Algunas otras referencias bíblicas son:
«Entonces los entregarán a tribulación y los matarán, y serán odiados por todas las naciones por causa de mi nombre.» (Mateo 24:9)
«… y cuando sucede tribulación o persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan.» (Marcos 4:17)
«… a través de muchas tribulaciones tenemos que entrar al reino de Dios.» (Hechos 14:22)

Una «tribulación» es entonces una persecución o un sufrimiento infligido a los seguidores de Jesús, por parte de las fuerzas anticristianas. No existe ninguna promesa de que los cristianos se librarán de eso. Al contrario, el Señor nos instruye a prepararnos para ello. Entonces, eso se aplica aun más a la «Gran Tribulación». La gran multitud de todas las naciones, que es salva por el Señor, pasó por la gran tribulación, y después llegó ante el trono de Dios.

La tribulación no es entonces ninguna expresión de la «ira de Dios». Al contrario, es una expresión de la ira de satanás (Apocalipsis 12:12) y de las fuerzas anticristianas, contra Dios y contra Sus siervos.

Un aspecto adicional es que Dios usa la tribulación también para juzgar y purificar a Su iglesia. Pedro escribe, en el contexto de las persecuciones contra los cristianos:

«Porque nadie de ustedes sufra como asesino o como ladrón o malhechor o entremetiéndose en asuntos ajenos*. Pero si [sufre] como cristiano, no se avergüence, sino que glorifique a Dios en esta parte. Porque es el tiempo que comience el juicio con la casa de Dios.» (1 Pedro 4:17).
*) otra traducción posible: «como denunciante».

Esto sugiere que la iglesia no es completamente inocente de que viene la persecución. Aparentemente había personas que se juntaban con la iglesia, pero cometieron delitos y tuvieron que ser sentenciados por ello. Eso deshonra el nombre de Dios ante el mundo, y clama por Su intervención. Cuando la iglesia pierde su integridad y pureza, Dios puede permitir una persecución a manera de juicio. Por un lado, la tribulación es una prueba para los seguidores fieles de Dios, y la perseverancia de ellos es una señal ante el mundo de que Dios existe y es fiel. Pero por el otro lado, la tribulación es también un juicio de Dios sobre una iglesia tibia y alejada de Él.
Lo uno no excluye lo otro. Tenemos una paralela histórica en la cautividad babilónica de los judíos. Durante ese tiempo, aun en medio del sufrimiento, Dios se manifestó grandemente a favor de algunos de Sus siervos fieles, como Daniel y sus amigos. Ellos fueron un testimonio vivo de que el Dios de Israel es el Dios verdadero, y los dioses de Babilonia eran dioses falsos. Sin embargo, los libros proféticos lo dejan muy claro que la cautividad fue un juicio de Dios por la apostasía de Israel.

La ira de Dios es el juicio de Dios contra el diablo y las fuerzas anticristianas.

Este juicio sucede en dos etapas. Primero, el libro de Apocalipsis habla de juicios terrenales contra «la bestia» y su reino, y contra «Babilonia». Estos juicios se llaman «las siete copas de la ira de Dios»(16:1). Se derraman sobre «los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen» (16:2), sobre «el trono de la bestia» (16:10), y sobre «la gran Babilonia» (16:19; cap.18).
Segundo, el juicio final que decide acerca del destino eterno de cada persona. En algunos pasajes, la «ira de Dios» parece referirse al destino eterno de quienes le rechazaron: Romanos 2:5, 5:9, 1 Tesalonicenses 1:10, 5:9. Estos pasajes se encuentran en el contexto de la «salvación» que es por Jesús el Cristo. Esto se refiere normalmente a la salvación eterna; entonces es de asumir que la palabra «ira» [de Dios] en este contexto se refiere a la perdición eterna.

Obviamente, los verdaderos seguidores de Jesús no tendrán que sufrir esta ira de Dios, porque son reconciliados con Dios por la sangre derramada de Jesucristo. Por eso tienen la promesa de estar con Él por la eternidad; y también serán menos afectados por Sus juicios en la tierra. Pero esta «ira de Dios» no debe confundirse con lo que el Nuevo Testamento llama «tribulación», como vimos en el apartado anterior.

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Una respuesta to “La «Gran Tribulación» y la «ira de Dios»”

  1. Max yanes Says:

    Excelente explicación hermano Dios lo bendiga. Cuando se entiende la diferencia entre la tribulación y la ira de Dios es más fácil comprender y enseñar estos temas . Pero lamentablemente hay muchos predicadores que no lo aceptan, algunos por ignorancia y otros por orgullo y rebeldía. Y terminan mal interpretando y enseñando falsas doctrinas.

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