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Los reyes de la tierra

12/12/2021

Hace algún tiempo, la expresión bíblica «los reyes de la tierra» comenzó a llamar mi atención. Comencé a coleccionar pasajes bíblicas que contienen esta expresión, o una similar. ¿Qué dice la Biblia acerca de este tema?

1. Dios es Señor sobre los reyes de la tierra.

Ningún rey tiene derecho a gobernar como quiere. Por eso, ya en Deuteronomio 17:14-20 encontramos unas leyes específicas acerca de la conducta de los reyes. En particular, el rey tiene que copiar la Biblia y leer diariamente en ella, «para que aprenda a temer al Señor su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra …» (v.19)
El rey tiene que rendir cuentas ante Dios; y Dios juzga sobre los reyes. Cada cristiano que lee la Biblia, debería saber eso. Pero por si no fuera claro, aquí unas citas:

«[Dios] Cortará el espírituo de los príncipes; terrible es a los reyes de la tierra.»
(Salmo 76:12)

«Entonces temerán las naciones el nombre del Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria.»
(Salmo 102:15)

«Y acontecerá en aquel día, que el Señor visitará sobre el ejército sublime en lo alto, y sobre los reyes de la tierra que hay sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontonan encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán visitados después de muchos días.»
(Isaías 24,21-22)

«… Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito desde los muertos, y el gobernante de los reyes de la tierra …»
(Apocalipsis 1:5)

«Y los reyes de la tierra (…) se escondieron en las cuevas y en las rocas de los montes, y dijeron a los montes y a las rocas: Caigan sobre nosotros y escóndannos de la cara del que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero …»
(Apocalipsis 6:15-16)

Acerca de Isaías 24 y Apocalipsis 6 nos preguntamos por qué Dios está airado contra los reyes de la tierra, y por qué tienen que ser encarcelados en mazmorra. En respuesta llegamos al siguiente punto:

2. Los reyes de la tierra se encuentran en rebelión contra Dios.

«Los reyes de la tierra se levantan, y príncipes consultarán unidos contra el Señor, y contra su Ungido …» (Salmo 2:2, vea también Hechos 4:26.)

El Apocalipsis amplía este tema. Los reyes de la tierra están aliados con «Babilonia, la gran ramera» y con la «bestia»:

«Ven acá, y te mostraré la condenación de la gran ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas, con la cual han fornicado los reyes de la tierra …» (Apoc.17:1-2, vea también18:3)

«Y la mujer que has visto, es la gran ciudad que gobierna sobre los reyes de la tierra.» (Apoc.17:18)

«Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo [o sea contra Jesús], y contra su ejército.» (Apoc.19:19)

¿Y por qué se rebelan los reyes contra Dios? – La última cita lo muestra con mayor claridad: Ellos se han sometido a la «bestia», la cual quiere ser adorada como Dios. Y así también los reyes de la tierra desean ser pequeños dioses. Cuanto más poder tienen, más quieren aumentarlo. Desean ser todopoderosos. No desean estar sujetos a las limitaciones que la palabra de Dios impone aun a los gobernantes. («Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas», Salmo 2:3). Desean definir ellos mismos qué es bueno y qué es malo; qué es justo y qué es injusto.

La palabra de Dios es la «cuerda» o el «freno» que impide a los gobernantes, ejercer su poder de una manera totalitaria o tiránica. En el antiguo Israel, Dios mismo mantenía ese «freno» en su mano e intervenía directamente. Originalmente, los israelitas no tenían rey. Cuando era necesario, Dios mismo elegía a un «juez». Y también hubo tiempos en los que ninguna persona en particular «gobernaba».
Llegó el momento cuando los israelitas exigieron poner fin a este sistema, e instituir a un rey. Entonces Dios los advirtió solemnemente: «A mí me han desechado, para que yo no sea rey sobre ellos.» (1 Samuel 8:7). Con eso, Dios dijo claramente lo que Él piensa acerca de los reyes de la tierra: Tener un rey en la tierra, significa negar a Dios como Rey.

Pero eso es no sólo la culpa de los reyes. En 1 Samuel 8 fue «la voz del pueblo» que exigía tener un rey. De manera similar dice también en una situación posterior: «Los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso.» (Jeremías 5:31) Puede parecer extraño que un pueblo eligiera conscientemente una vida bajo explotación, tiranía, y manipulación religiosa. Pero a la luz del experimento de Milgram eso ya no parece tan extraño: de hecho parece ser la predisposición psicológica de una mayoría de la población.

Por tanto, el surgimiento de reyes inmorales y tiránicos es no solamente una rebelión de los reyes contra Dios. Al mismo tiempo, la Biblia dice que eso es un juicio de Dios sobre una nación impía. Eso es obvio al fin del discurso de Samuel en 1 Samuel 8: «Y ustedes clamarán en aquel día a causa de vuestro rey que se habrán elegido, pero el Señor no les oirá en aquel día.» (v.18) – Así dice Dios también por medio de Oseas (13:11): «Te di un rey en mi furor, y lo quité en mi ira.»
Cuando el pueblo se aleja de Dios, Dios permite que se levanten gobernantes impíos y tiránicos. Muchos no se han dado cuenta todavía, pero actualmente nos encontramos otra vez en ese mismo punto.

3. Los reyes de la tierra se enriquecen por medio de las grandes empresas impías.

Ezequiel dice acerca de Tiro:

«Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos. Los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tus contrataciones.» (Ezequiel 27:33)

En el contexto más amplio de este pasaje, el rey de Tiro se compara con el ángel caído que quiso ser igual a Dios. (Ezequiel 28:1-19). Tenemos aquí el mismo tema como antes: Los reyes de la tierra se dejan sobornar con las riquezas de un poder maligno. Así son influenciados a rebelarse contra Dios, y a convertirse ellos mismos en pequeños dioses.

El Apocalipsis dice algo similar acerca de «Babilonia la grande»:

«… y los mercaderes de la tierra se han enriquecido del poder de sus deleites. (…) Y los reyes de la tierra, que fornicaron con ella y han vivido en deleites, llorarán y se lamentarán sobre ella, cuando vean el humo de su incendio.» (Apocalipsis 18:3.9)

Los gobernantes son vulnerables al soborno. Por eso, a menudo no son ellos quienes tienen el verdadero poder, sino los que les proveen el dinero. Es ese entero poder monopolizado de las grandes empresas y de las finanzas, que se describe en estos pasajes bajo la imagen del rey de Tiro, o de Babilonia, la ramera.
Las grandes crisis económicas a menudo son provocadas conscientemente por quienes manejan el poder en las sombras. Sin embargo, el juicio de Dios consiste en que Él permite esos manejos, y así provoca la caída de «Tiro» o de «Babilonia».
Quizás hay que mencionar aquí que David Wilkerson (conocido por «La cruz y el puñal») ya hace más de treinta años pronunció unas advertencias proféticas donde dijo que en el presente, Apocalipsis 18 se aplica a los EEUU.

4. Los reyes de la tierra se hacen celebrar como bienhechores, mientras que oprimen al pueblo.

Si, también la propaganda estatal no es nada nuevo, como testifica Jesús:

«Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y quienes los dominan se hacen llamar bienhechores. ¡Pero ustedes no sean así!» (Lukas 22,25)

Eso también es de mucha actualidad. Se nos dice ahora que el estado es el gran benefactor que derrama gratuitamente bonos e incentivos financieros sobre todos; mientras que al mismo tiempo se imponen toda clase de restricciones sobre el trabajo, los negocios, las reuniones, etc. (Y por supuesto que no se dice que en realidad el estado no tiene dinero en absoluto, excepto lo que antes nos quitó a nosotros.) Y ni hablar de los supuestos «beneficios de la medicina», que se usan ahora para subyugar y controlar a la población, pero que no cumplen las promesas que se hicieron acerca de ellos.
Será demasiado tarde cuando la gente se dará cuenta de las consecuencias de esta política: Por la supresión de la producción y de los negocios, pronto escasearán los bienes. Entonces ya no se podrá comprar nada con todo ese dinero; y el dinero no se puede comer. No solamente se prestó la gente voluntariamente para ser oprimida; además, los supuestos beneficios no eran realmente beneficiosos.


En resumen, la Biblia dibuja un cuadro mayormente negativo acerca de «los reyes de la tierra». Ellos están en rebelión contra Dios, están aliados con poderes malignos, y desean convertirse en dioses ellos mismos. Por eso, Dios tiene que juzgarlos.

¿Por qué entonces dice Pablo en Romanos 13:3-4 que el gobierno es «siervo de Dios» para alabar lo bueno y para castigar a los malos?
Esos versos a menudo se han sacado fuera de su contexto para justificar la tiranía. Pero a la luz de lo que dice la Biblia acerca de los reyes de la tierra, eso no puede ser el significado de estos versículos. Tenemos que ver de manera realista que los gobiernos de este mundo se están rebelando contra Dios; y un gobierno que trata a los ciudadanos de manera injusta, atrae la ira de Dios. Hay que estar conscientes de este trasfondo al interpretar Romanos 13.
No pretendo tener la respuesta definitiva, pero voy a hacer unas sugerencias:

1. Aun un gobierno impío e inmoral puede en partes todavía mantener el derecho y la ley de Dios. Aun un gobierno que persigue a los cristianos y judíos, puede seguir castigando a los ladrones y asaltantes, y puede seguir implementando medidas para prevenir los accidentes de tránsito. En este respecto entonces, sigue actuando como «siervo de Dios». En otras palabras, el gobierno sirve a Dios, en la medida en que sus leyes y su práctica judicial corresponden con las normas bíblicas.

2. Por tanto, es probable que Pablo habla aquí no de las cosas como son, sino de cómo deben ser. Según la voluntad original de Dios, el gobierno debe alabar lo bueno y castigar lo malo, de acuerdo a las normas bíblicas (vea Deut.17, citado al inicio del artículo). Pero esta voluntad original de Dios a menudo no se cumple en este mundo pecaminoso. Si el gobierno no hace esta voluntad de Dios, quizás puede seguir llamándose «siervo de Dios», pero en este caso es un siervo desobediente. De todos modos, Romanos 13 no puede ser interpretado como si el gobierno tuviera el derecho de establecer sus propios criterios arbitrarios acerca de lo que es bueno y lo que es malo.

3. ¿Cuáles son las razones para someterse al gobierno? – Pablo menciona primero el «temor» y la «espada». O sea, la sumisión tiene primeramente una razón muy pragmática: Quien no se somete, arriesga su vida.
Pablo escribe aquí a los cristianos en Roma, donde vivía el mismo emperador. Por eso es bien posible que Pablo escribió este párrafo para un propósito práctico: para advertir a los cristianos a que no provocasen la ira del emperador; y para señalar al emperador y a su entorno que los cristianos no son enemigos del estado. (El emperador en ese entonces era Nerón; el mismo que unos seis años más tarde efectivamente comenzó la primera persecución contra los cristianos.)

4. También es posible que la expresión «siervo de Dios» aquí no tiene nada que ver con que el gobierno actuase efectivamente según la ley de Dios. Dios llama también a Nabucodonosor «mi siervo» (Jeremías 25:9, 27:6, 43:10), porque lo eligió para ejecutar juicio sobre Israel y las naciones. Pero Nabucodonosor hizo eso no con la intención de servir a Dios; sino para ampliar su propio reino y su poder. Él era solamente un instrumento inconsciente en la mano de Dios; no le servía conscientemente.
De la misma manera pueden también los emperadores romanos y los gobiernos actuales llamarse «siervos de Dios». Con sus acciones cumplen inconscientemente un plan que Dios ya diseñó de antemano – aun con aquellas acciones que se dirigen en contra de Dios y de Su pueblo. En este sentido, Dios dio «exousía» (autoridad legítima) aun a la «bestia» (Apoc.13:5.7), al poder detrás de la última y mayor rebelión contra Él, para actuar así. Eso no cambia el hecho de que esas personas e instituciones son enemigos de Dios, según las citas que examinamos en la primera parte.