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Una advertencia profética: La élite autoritaria

27/04/2020

El filósofo y apologista cristiano Francis Schaeffer escribió las siguientes palabras alrededor de 1975, en su libro «How shall we then live?»(¿Cómo podemos entonces vivir?) Mirando al presente, sus palabras fueron realmente proféticas, y siguen de mucha actualidad.

«La mayoría de la gente conoce solamente dos valores miserables: la paz personal y el bienestar personal. La gente que tiene esos valores, ¿defenderán su libertad? ¿No abandonarán sus libertades paso por paso, mientras que pueden mantener su paz personal y su bienestar personal, y mientras que alguien los alimenta? (…)
Hoy en día, la política ya no es un asunto de valores o ideales. Anteriormente, la gente se movilizaba por los valores de la libertad y de la verdad. Pero ahora, los políticos se aseguran de los votos, seduciendo a la gente con la oferta de paz personal y bienestar personal. Ellos saben que el pueblo no protestará, mientras que la gente tenga esas cosas – o por lo menos una ficción de ello, o una esperanza de ello. (…)
Los principios cristianos se han perdido, y se creó un vacío moral e ideológico. Este vacío será llenado por una élite que gobernará de manera autoritaria. No necesariamente al estilo de un Hitler o un Stalin; más bien se tratará de un gobierno autoritario que manipula a la gente. Hoy en día, los gobiernos tienen a su disposición unas herramientas de manipulación que el mundo no conoció nunca antes (…), herramientas psicológicas, (…) métodos relacionados con la biología, (…) y las posibilidades que tienen los medios de comunicación de influenciar nuestro comportamiento.»

«B.F.Skinner (uno de los fundadores del conductismo) mantuvo que el hombre es determinado por las influencias de su medio ambiente. Entonces, la sociedad debería aplicar estímulos positivos o negativos, para crear la sociedad deseada. Cómo se vería eso en la práctica, lo describió en su novela «Walden Two» (1948): Una sociedad completamente controlada. El director manipula a todos para controlar su comportamiento. Influencia sus pensamientos y actos de tal manera que todos hacen exactamente lo que él planeó para la sociedad. Skinner reconoce que en un tal ambiente muere lo humano en el hombre. Escribió: ‘Respecto al hombre como ser humano, gracias a Dios que desapareció.’ (…)
Los conductistas a menudo ocupan posiciones de mucha influencia. Muchos de ellos influencian el entero sistema escolar, desde los primeros grados hasta las universidades. (…)

Francis Crick (uno de los descubridores del código genético) propone abiertamente técnicas de manipulación biológica. Él escribe: «Con el tiempo tenemos que hacernos la pregunta: ¿Qué clase de seres humanos queremos tener? (…) Tenemos que decidir quiénes deben ser los padres de la siguiente generación; quiénes deben nacer, y quiénes deben tener hijos. (…) Algún gremio debe decidir que ciertas personas deben tener más hijos, y otras menos. (…) La biología desarrollará las nuevas ideas acerca de las políticas sociales. La biología trata no solamente de la crianza de rebaños de ganado. Se ocupa también de los problemas que involucran al hombre, al nivel psicológico y social …»
El ginecólogo Kermit Kranty sugirió en 1969, poner la «píldora» anticonceptiva en el agua potable del mundo entero, para controlar la población mundial. El gobierno podría otorgar permisos excepcionales a algunas personas para que tengan hijos, y darles otro medicamento que contrarrestaría los efectos anticonceptivos del agua.
José M.Delgado dijo ante la UNESCO que se debería obligar a la humanidad entera a disminuir su agresividad mediante la estimulación eléctrica de sus cerebros.
El médico Russel V.Lee sugirió someter anualmente a todos los funcionarios del gobierno a un test psicológico detallado, y sugerir el despido de quienes no «pasan» el test.
Hay algo que todas estas sugerencias no toman en cuenta: ¿Quién controlará a los controladores? La persona que emite las autorizaciones para tener hijos, o que supervisa los tests, tendría un poder muy superior al de un rey.

Los medios de comunicación reportan muchas de estas técnicas de manipulación sin cuestionar. Así condicionan a la gente a aceptar la manipulación como algo normal.
La televisión manipula al público constantemente. Muchos televidentes creen todo lo que ven, y piensan que lo vieron «con sus propios ojos». Pero se olvidan que cada segundo de las emisiones pasó por un proceso de edición. No vemos los sucesos, vemos una versión redactada de los sucesos. (…)
Una élite autoritaria puede convertir el entero conjunto de los medios de comunicación en herramientas de manipulación. Para lograr eso, ni siquiera tienen que hacer uso de la fuerza: Es suficiente con que la cosmovisión de los medios dominantes coincida con la cosmovisión de la élite. (…)
Los medios de comunicación no solamente transmiten noticias; ellos crean noticias. Deciden qué se publicará y qué no. (…) Y nos manipulan mediante su valoración de las noticias. (…)
Antiguamente, los periodistas seguían el ideal de la objetividad. Pero ahora ésa se perdió. Antes, se solía distinguir entre artículos noticiosos y artículos de opinión. Esta distinción se ha borrado: Los artículos noticiosos son sesgados según la inclinación ideológica de sus autores. Si esta inclinación coincide con la ideología de la élite, los medios manipulan a toda la población para someterse al gobierno autoritario.

Las computadoras permiten almacenar la entera biografía de cada persona, desde su comportamiento en el jardín de infantes hasta sus capacidades, su carácter, [y sus opiniones políticas y religiosas.] Y permiten vigilar todas sus comunicaciones. Con eso desaparece toda esfera privada. ¿Cómo utilizará un gobierno totalitario estas posibilidades? (…)

Muchos, aun entre los que hablan de las libertades civiles, creen que el estado es el encargado de solucionar todos los problemas. Entonces, cuando las presiones aumentan, dejarán de preocuparse por las libertades, y aceptarán un estado autoritario.

Entonces, las clasificaciones en «derecha» o «izquierda» ya no importarán. Solamente expresan dos caminos hacia la misma meta. No hay diferencia entre un gobierno autoritario de izquierda y uno de derecha. El resultado es el mismo. Una élite, un sistema autoritario se impondrá a la sociedad entera, para protegerla contra el caos. La mayoría de la gente aceptarán ese sistema, porque desean tener paz personal y bienestar personal, porque son apáticos y desean vivir en un mundo ordenado. Por eso, aceptarán cualquier sistema político, para que la economía y la vida diaria puedan continuar. De la misma manera actuó Roma en los tiempos del emperador Augusto.

(…) Edward Gibbon, en su libro «La caída del imperio romano», mencionó cinco características de Roma en su etapa final:
– primero, una preferencia creciente por exhibir apariencias externas y lujos (bienestar);
– segundo, una división creciente entre los muy ricos y los muy pobres (sea entre las naciones, o dentro de una misma nación);
– tercero, una sexualidad excéntrica;
– cuarto, unas artes grotescas, extrañas, bajo el pretexto de originalidad;
– y quinto, un deseo creciente de vivir a expensas del estado.
Todo eso nos parece muy conocido. Estamos de regreso a Roma.»


En los detalles, la implementación actual quizás no es exactamente como Schaeffer la previó. Pero en los rasgos grandes se está cumpliendo todo. Al estudiar historia, muchos se preguntan cómo Alemania se dejó embaucar por Hitler. Lo eligieron democráticamente, y el parlamento le otorgó voluntariamente todas las facultades para gobernar como dictador. De la misma manera, nuestros descendientes (si los habrá) se preguntarán cómo las naciones del mundo de 2020 se dejaron engañar por el sistema totalitario global que se está construyendo ante nuestros ojos.